18 de septiembre de 2010

Barceló

Miquel Barceló es el responsable de mi interés por el arte contemporáneo. Hace años , quizás diez y gracias al eco mediático de una exposición suya en la Casa de la Caritat, me acerqué a ver qué era aquello. Era una tarde cálida de primavera, creo. Iba sola y ya me impactó la cantidad de personas que subían las escaleras. Al entrar en la primera sala un enorme lienzo de colores terrosos, llenos de sol, árido, con personales pequeños , perdidos, oscuros, me impresionaron y ya luego el magnetismo fue total. No sé qué encontré ni sabría definir qué sentí, pero estar en contacto con el arte contemporáneo, visitar exposiciones, ha sido una normalidad en mi vida. Me ha llenado , me calma y aunque a veces nos distanciamos si el espíritu lo indica, al poco tiempo lo echo en falta, como a los buenos amigos. No falla.
De las dos exposiciones que hay actualmente en Barcelona, la del Arts Santa Mónica, quizás es más profunda porque indaga en el desarrollo del artista, pero a mi la que me gusta es la de Caixaforum, que ofrece Barceló a raudales, excesivo, matérico, humano. Vital.
No voy a acompañar el comentario con imágenes de sus obras. Hay que ir a verlas. Aquí voy a poner imágenes de luz y color , la cara amable de este verano que se va y no sé si lo voy a extrañar.

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